A por muchos años más, crónica de Chiara Mordeglia

El 2016 es el año en que el Certamen Corográfico de Madrid alcanza su plena madurez. Treinta años después de que una joven Laura Kumin y Margaret Jova, cuya colaboración se denominó Pasoa2 (hoy en día asociación dirigida por Kumin en solitario), fundaron lo que era un concurso de coreografía de danza contemporánea. Hoy el Certamen se presenta como un punto de referencia para los jóvenes creadores españoles y residentes en España, y como un importante espacio donde fomentar la colaboración entre los artistas, la formación y la difusión.

A partir del 21 de noviembre, con el comienzo de Mover la mirada, taller orientado a la creación coreográfica, el centro cultural Conde Duque abrió una vez más sus puertas a las numerosas actividades que forman parte de esta gran plataforma. Entre ellas destacan la presentación del proyecto pedagógico para adolescentes Esto no es un selfie y el encuentro ¿Cómo se mueve la danza?, centrado en las herramientas para comunicar proyectos de danza.

Entre el 30 de noviembre y el 2 de diciembre se presentaron las catorce piezas seleccionadas, de las cuales siete llegaron a la final, aunque todos los coreógrafos pudieron aspirar a becas y residencias, útiles para su desarrollo profesional en el mundo de la danza. La esencia de buena parte de las coreografías podría definirse como una pura investigación del movimiento. En dos de ellas, Luces y sombras de Carmen Larraz y Embody the void de Alba Lorca, se utilizó integralmente el silencio, hecho que puso a dura prueba la atención del público. No obstante, no faltaron creaciones más referenciales y divertidas, como All these places have their moments, de Patricia Hastewell- Cía. La Otra Familia, elegida por el público como mejor pieza, probablemente por su carácter teatral y cercano y Good Girl, delirio artístico firmado por Laura Morales y Greta García, bajo el nombre de Las hermanas Gestring. Esta última se alzó con el primer premio ex aequo, junto con Zero de Rudi Cole y Julia Robert, propuesta fascinante por el movimiento hipnótico de los dos intérpretes y por el uso de la iluminación, combinado con el efecto del humo. En la obra de las co-creadoras andaluzas se aprecia lo que el jurado de profesionales del Certamen va buscando hace años entre los participantes, o sea la presencia de una voz de autor. El mismo merito tiene Sobrelajuventud de Alberto Alonso- Cía. Laimperfecta, pieza ganadora del premio de la crítica, otorgado por los participantes del taller de danza y periodismo Palabras en movimiento. En este cuarteto, que se convirtió en un trío por la lesión de una de las bailarinas, resulta muy interesante el utilizo de la carrera, un movimiento sencillo al cual los interpretes van añadiendo progresivamente variaciones durante toda la pieza, siguiendo un criterio que es en parte aleatorio. Una de sus intérpretes, Clara Pampyn, fue también la ganadora de Me, Myself and I, proyecto de acompañamiento a solos en estado de germen.

Finalmente, joya del Certamen fue el montaje inspirado en las piezas ganadoras desde 1987 hasta 2015. El proyecto, llevado a cabo por Begoña Quiñones, Verónica Garzón, Joaquín Abella y Lucía Marote y presentado al público el sábado 3 contó con la participación de treinta talentosos bailarines. El título de la obra es ELTENI, que significa “perdurar” en esperanto, y además que ser un guiño a la primera coreografía ganadora del Certamen (Durar, de Avelina Argüelles), parece ser un auspicio a que este gran proyecto se mantenga joven y siga adelante por muchos años más.

Madrid, 7 de diciembre de 2016

Chiara Mordeglia

(Fotografía de Juan Carlos Arévalo. Repaso audiovisual de 30 primeros premios del Certamen, por ELTENI)

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