
Envuelto en una atmósfera de cuidad llega el Certamen Coreográfico de Madrid tras 30 años de regalo en danza (desde 1987 con dirección de Margaret Jova y Laura Kumin, ésta en solitario desde 2001). Entre los días 30 de noviembre y 3 de diciembre el Teatro Centro Cultural Conde Duque acoge el dinámico proyecto.
Rodeado de actividades paralelas-complementarias el certamen ofrece posibilidades entorno a la danza situándola en el tiempo y regalando su visión en diferentes ámbitos. Así logra un discurso simultáneo entre pasado, presente y futuro unidos por el certamen. Me, myself & I, iniciativa inaugurada en 2014, acompañamiento a propuestas de solos en estado de germen (colaboración con el Centro de Danza Canal). El taller de Palabras en Movimiento, desde la observación del recorrido del certamen propone la creación de textos de crítica con el plasmado en papel y la crónica para las redes del movimiento (participantes activos de diversas áreas), este año tuvo la participación de Selene K. Vega. En tanto a ¿Cómo se mueve la danza? o la presentación de A Hundred mostraron, a participantes del certamen y ajenos interesados a él, la posibilidad de exploración del recurso dancístico para la difusión de su trabajo y la actual visión del mapa Europeo en danza contemporánea. Paralelamente el aprendizaje continuo que brinda este arte se suma al proyecto pedagógico para adolescentes vinculado también al Certamen, Esto no es un selfie.
Todo este ir y venir de actividades rodearon el Certamen con ese carácter efímero y sutil que tiene la danza transportándola al pasado, plasmándola en el presente y con apertura a la posibilidad futura. Con línea atrevida y apuesta por la escena con sello encontramos la pieza ganadora del Certamen Good Girl, de Greta García y Laura Morales-Cía Las Hermanas Gestring. De dos chicas buenas nada, críticas y sarcásticas con un humor desde lo absurdo que sacó sonrisas en la sala en más de una ocasión, puesta en escena con peso y riesgo, el ingenio hizo llegar la crítica a través del movimiento y palabras, cuidado del vestuario y las luces, que acompañó así su discurso. Compartiendo premio con ellas situamos Zero, un viaje ritual desde el poder de la tribu, a través de la imaginación del mundo creado y la belleza del movimiento lograron junto al artificio de luces, crear esa atmósfera deseada en la escena. De ejecución y movimientos entregados, veraces, con marca y esencia, en esto sumergieron al espectador Rudi Cole y Julia Roberts, Cía Humanhood. (Ver listado completo de premios)
En la línea de lo temporal y ganadores del premio de la crítica se presentó Sobrelajuventud de Alberto Alonso-Cía Laimperfecta, de diversas lecturas, sumergidas en el título, resumiendo la esencia del que aún no es adulto (clubing, etapas, durezas, caídas y recuperaciones, deporte…) desde el reto de la resistencia como base de la creación del movimiento todos los intérpretes no cesan el bote incorporado en la carrera. Con el cuidado mencionado una pieza impecable con cierre casi perfecto brindó al Certamen, All these Places have their Movements, abriendo la gala de finalistas, Patricia Hastewell sumerge en una atmósfera de danza teatro que recuerda a Peeping Tom, idea decadente de muerte presente pero con vuelta al humor que de manera inconsciente que desemboca en el drama.
El cuidado en luces, ejecución y defensa de la propuesta se encontró también en Tango, ejecutada por 6 bailarines, saliendo del formato habitual de piezas presentadas, como un caos ordenado en el espacio, o #7FM, de bailarines impecables. En el cuidado reseñado no se puede olvidar Ensaio Amor– Cía Licenciada Sotelo, visto el mimo en la escena: con un bebé de corta edad participante como intérprete conjuntando así la formación de cuatro féminas que muestran la dificultad y el paralelismo creado entre lo que la niña nos plantea en la escena, su conjunción y movimiento, y el don’t stop de tocar el chelo…
Yaiza López Rodríguez.
(Fotografía de Juan Carlos Arévalo de la compañía Humanhood durante su pieza Zero)