
Una gran variedad de actividades que estimulan la creación y la dedicación a la danza contemporánea presentó el Certamen Coreográfico de Madrid que tuvo lugar en el Teatro del Conde Duque entre el 30 noviembre hasta el 3 de diciembre.
El Certamen, organizado por la asociación Paso a 2 celebró este año su 30 edición y figura como actividad establecida entre los profesionales del país. Uno de los retos de este certamen es la red amplia que ha formado y que le permite ofrecer premios nacionales e internacionales. Es el objetivo de crear nuevas posibilidades para los jóvenes creadores y conectarles con el mercado cultural dentro y fuera del país. Los premios, sin duda, facilitan la difusión de las piezas premiadas. La pieza que ganó el año pasado Eran casi las dos de Carmen Fumero y Miguel Ballabriga desde entonces ha recibido varios invitaciones para festivales internacionales.
El Certamen no está solamente destinado a creadores españoles sino también a creadores extranjeros que residen y trabajan en España. Esto es el caso para los artistas de la pieza ganadora: Rudi Cole, de Inglaterra con raíces africanas juntos con Julia Robert, artista española que se formaba y trabaja en Inglaterra. Su pieza se llama Zero y fue creada en colaboración con científicos de física y astrofísica.
En la pieza destacan movimientos fluidos que recuerdan a técnicas orientales como el Tai Chi o Kung Fu, que se basan en el uso de la energía vital del Chi. De hecho, la obra intenta hacer vivible la conexión de cada individuo con la energía universal. El vestuario gris que recuerda a los trajes originales de Tai Chi y los efectos de humo y luz producen una atmósfera misteriosa y una sensación de flotar en el espacio.
Totalmente distinta es la segunda pieza ganadora Good girl de la Companía Hermanas Gestring, formada por Greta García y Laura Morales, ambas bailarinas sevillanas.
Su lenguaje no es gris, ni modesto, ni misterioso, pero lleno de energía expandida. Interrumpida por canciones y frases de texto con contenido irónico sobre la muerte, la pieza se caracteriza por su surrealismo y es entretenida. Destacan la mímica, el vestuario colorido y el movimiento estridente. Además, el físico de estas mujeres llama la atención y aporta un efecto cómico: Greta es alta y rubia, Laura baja y morena. Es una pieza que invita a romper barreras y se distingue claramente de propuestas más tradicionales.
El formato del Certamen da una plataforma para impulsar la exploración y el desarrollo de ideas diferentes. Tanto en los días de preselección como en el final se presentaron siete propuestas con un tiempo máximo fijado de 15 minutos, una limitación que puede ayudar a comprimir e extraer la esencia de las diferentes lenguajes de cada artista.
Aunque se presentó un abanico amplio de temáticas, destacaban varios elementos en común entre varias propuestas: un vestuario en colores apagados, muchas veces ropa de calle, como en Eight o Carretería, uso de música sintética (Efil, Zero) , trato de conceptos abstractos (Nuvem Congelada, Carretería) y número de intérpretes limitado, en la mayoría de los casos dos.
Gracias a la multitud de premios entregados, muchas de las propuestas obtuvieron retos para poder mover sus creaciones en el futuro. Ya la pieza ganadora Good girl fue premiado cuatro veces.
Además, el Certamen estimula la danza no solamente a través de los premios sino también a través de actividades paralelas como el taller Palabras en Movimiento que ocupaba el campo del periodismo dentro del mundo de la danza, Esto no es un selfie, un proyecto pedagógico de danza para adolescentes o el proyecto europeo A Hundred. An exploration of mapping contemporary dance resources in Europe. Tal, se puede satisfacer la complejidad y las necesidades de la danza contemporánea en nuestra sociedad.
Sarah Wünsch
(Fotografía de JC Arévalo, pieza Nuvem Congelada del Colectivo Displaced)