Tania Garrido y Eva Alonso: C o n v e r g e n c i a s – por Catalina Camaño 

Título: C o n v e r g e n c i a s

Coreografía: Tania Garrido y Eva Alonso

Intérpretes: Tania Garrido y Eva Alonso

“Convergencia” es una palabra que se define cómo “encuentro de dos puntos, cosas, ideas o situaciones que parten o son de lugares diferentes”. C o n v e r g e n c i a s  es también el nombre que lleva la pieza de danza contemporánea creada e interpretada por Tania Garrido y Eva Alonso, finalista del 35º Certamen Coreográfico de Madrid, que se desarrolló en el Centro de Cultura Contemporánea Condeduque, entre los días 8 y 12 de diciembre de 2021.

C o n v e r g e n c i a s es una propuesta coreográfica en la que dos cuerpos femeninos casi idénticos realizan un recorrido delimitado por el espacio a través de un viaje corporal fluido y variado, en el que los recursos coreográficos son combinados de manera orgánica. Compuesta sobre el trazo de una sola diagonal, desde el fondo del escenario al proscenio, esta organicidad marca la tónica de la obra y facilita mantener la atención de manera cómoda durante todo su desarrollo. Como si de un paisaje natural se tratara, Eva y Tania brindan al ojo de quien las observa una suerte de descanso.

El minimalismo en términos de vestuario, iluminación y paisaje sonoro se acoplan de manera coherente a la danza y potencian la coreografía como lenguaje central de la propuesta.  Sorprende la sincronía de los cuerpos que, mediante sutiles transiciones y variaciones sobre un motivo se vuelven asincrónicos para luego sincronizarse otra vez – y así sucesivamente. Tal como una ola, este ‘flujo que avanza en sí mismo’ propicia un ambiente meditativo que, a pesar de ello, no está exento de interrupciones.  Mediante recursos cómo cánones, pausas, o cambios de velocidad, ese flujo va ganando matices que nos invitan a reflexionar, también, sobre su posible simbolismo.

En mi opinión C o n v e r g e n c i a s representa una reflexión sobre la vida misma, un guiño al viaje del ser, en donde el encuentro con nosotros mismo se vuelve primordial, tránsito que, a través de la búsqueda de experiencias y posibilidades, nos permite morir y nacer las veces que sean necesarias.

Tal como si fueran dos caras de una misma moneda, las bailarinas a ratos disocian esa ‘unidad compuesta’ que se va trasladando de un punto al otro del espacio, acusando de forma clara sus individualidades. Pero sabiamente se van despegando de aquellos motivos que restan fluidez al avance, decidiendo una y otra vez, volver a sintonizar con la energía que las impulsa a continuar su recorrido.

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