
Hace más de treinta años dos bailarinas estadounidenses se sentaron en la Plaza Mayor madrileña y pensaron en el futuro.
La danza contemporánea ya había arrancado en España, y de forma más consolidada en Barcelona. Se habían presentado oportunidades que se nos anhelaban limitadas. Inquietas e inocentes, Margaret Jova y yo planteamos qué hacer para visibilizar en Madrid las creaciones de una nueva generación de coreógrafos españoles contemporáneos. Planteamos los posibles sin dedicar demasiado tiempo a lo difícil que podría ser conseguirlos. Al final, nuestro desconocimiento sobre la manera de gestionar la cultura en este país resultó ser una ventaja.
Acompañaron a nuestra iniciativa una serie de preguntas iniciales. ¿La danza contemporánea interesaba? ¿Cómo serían las obras que se presentarían? ¿Vendría alguien a verlo? ¿La experiencia sería útil para los participantes e interesante para el público? ¿Qué efecto podría tener a medio plazo? Fue la generosa oferta de fechas en la Sala Olimpia – Centro Nacional de Nuevas Tendencias Escénicas, lo que nos decidió a lanzarnos a esta aventura colectiva.
De aquella primera edición, artesanal, pegando sobres en el suelo del salón de casa de Margaret, hasta 2016, han cambiado tantas cosas. El mundo es otro, el perfil de los artistas y de los públicos es distinto. Las redes y la comunicación se han intensificado, y los creadores son, por necesidad y por elección, más móviles.
Nunca fue nuestra intención crear un evento de marcado carácter competitivo, pero al asumir la dirección del Certamen en solitario después de catorce ediciones de colaboración con Margaret, el proyecto adquirió unos matices claramente pedagógicos. Incorporamos talleres y más espacios de diálogo entre participantes. Las reuniones individuales con el jurado han sido una constante del Certamen desde las primeras ediciones, pero trabajamos para hacer posible y visible su carácter de lugar de encuentro.
El proyecto del Certamen y los proyectos de Paso a 2 se han ampliado, siempre con el deseo de que los participantes tengan una experiencia constructiva, que salgan con nuevas oportunidades y perspectivas. Nos hace ilusión acompañar a los creadores en etapas posteriores. Las invitaciones para participar en proyectos europeos han sido un gran motor para aprender como organización y profundizar en nuestra colaboración internacional. Con la creación de Palabras en Movimiento, nuestro proyecto de danza y periodismo, plataformas para creaciones más emergentes, la incorporación de nuestra convocatoria para solos, Me, Myself & I, y el proyecto pedagógico Esto no es un selfie, nuestro abanico de actividades crece. Forman un denso entramado de proyectos que se nutren entre sí y mantienen una relación directa con el Certamen. Son el fruto de mucho trabajo en red y una fuente de gran satisfacción.
Otras cosas no han cambiado tanto. Después de 30 años de trayectoria y un reconocimiento ganado a pulso, aún tenemos que gestionar sin compromisos plurianuales, algo que en otros países se habría dado hace mucho tiempo. Está la eterna lucha por conseguir los medios necesarios para realizar todas nuestras actividades en unas condiciones dignas. Por nuestra parte, seguimos aprendiendo a relacionarnos con el patrocinio privado.
En este tiempo hemos aprendido mucho sobre la gestión de proyectos, pero Paso a 2 y el Certamen siguen manteniendo un perfil artesanal que valora el compromiso y la comunicación entre personas y que nos ha abierto tantas puertas.
El Certamen nació certamen para diferenciarse de un festival, para llamar a la visibilidad, y despertar la curiosidad del público y de los profesionales. Cuestionamos formatos y formas, sin embargo, y nos estimula la idea de investigar nuevas maneras de hacer.
Si yo he persistido en esta labor durante tres décadas es porque trabajar de catalizador es estimulante. A mí y a todo el equipo de Paso a 2 nos motiva ver cómo crecen y maduran los artistas que pasan por el Certamen. Tenemos la sensación de poder influir de forma positiva en la trayectoria de los creadores participantes, y de manera indirecta, en los públicos. Somos conscientes de que la cultura deja huella y cambia vidas.
El Certamen es mucho más que un certamen, y eso nos gusta y nos motiva. El hermoso proyecto coreográfico, aún sin título, que se presentará como compañía invitada el día 3 de diciembre, y que ha surgido de la profesión para celebrar este aniversario tan especial, es un homenaje a una manera de hacer que caracteriza el Certamen. Está generando mucha reflexión entre sus 30 intérpretes y capta parte de la esencia del trabajo de Paso a 2.
30 años podría ser toda una vida. Prefiero verlos, agradecida, como un potente punto de partida.
Laura Kumin
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